Triduo | Día 3 – Meditamos sobre la vida del Cardenal
De la mano del Card. Pironio nacieron las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), por encargo de San Juan Pablo II. La primera que se realizó fuera de Roma.
También tuvo un papel importante en el Sínodo de los Laicos, en 1987, y luego sería uno de los principales predicadores de la exhortación postsinodal Christifideles laici, dando conferencias alrededor del mundo sobre la Iglesia “sacramento de comunión misionera”, destacando de modo particular el papel del laicado. Un tema que, sin duda, se torna actual en el actual proceso del Sínodo de la sinodalidad.
Nos disponemos a escuchar la Palabra, que iluminó su vida e ilumina la nuestra.
Lector: Del evangelio de san Juan 3, 16
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Silencio breve
Guía: Impulsado por su amor a Dios y a la iglesia el cardenal, como María en las Bodas de Caná “Hagan todo lo que Él les diga” Jn2-5, nos invita a mirar la realidad, a ser cercanos a las preocupaciones del pueblo y a mostrar a Jesús como camino de salvación. Ayudándonos así a descubrir un camino nuevo que robustezca nuestra acción evangelizadora, y responda al hoy de los que caminan junto a nosotros pensando también en aquellos que aún no conocen el amor de Dios
Reflexionaba en “América Latina, iglesia de la Pascua”
“Si se vive el dinamismo creador de la esperanza cristiana –que no es espera pasiva y ociosa, sino seguridad y compromiso, actividad y firmeza– llegará para América Latina la hora de la liberación anhelada. Pero no basta la esperanza de unos pocos. Tiene que ser la esperanza de la Iglesia. Se nos exige a todos los cristianos que seamos enteramente fieles al Sermón de la montaña. Que vivamos a fondo las Bienaventuranzas evangélicas. Hasta ahora las hemos aprendido y enseñado; pero falta celebrarlas en la vida. No somos verdaderamente pobres, ni mansos, ni misericordiosos. No tenemos hambre sincera de justicia.
No hemos amado a Dios con toda el alma, ni hemos descubierto a Cristo en los hermanos. Por eso no hemos saboreado la cruz ni hemos servido de veras a los hombres.”
Pidamos al Señor. Por intercesión del Beato, te lo pedimos Señor
- Poder mostrar al mundo el camino que Jesús nos mostró con nuestra vida de discípulos misioneros. Oremos
- Ser hombres y mujeres pobres, mansos, y misericordiosos que viven la alegría del Reino entre nosotros. Oremos
- Caminar juntos haciendo de nuestra iglesia un lugar para todos, todos, todos. Oremos
- En el silencio del corazón o en comunidad ponemos nuestras intenciones…
Rezamos: Padre Nuestro. Ave María y Gloria. –
Beato Eduardo Pironio- Ruega por nosotros. –