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Misa de Beatificación. Basílica de Luján, 11 hs

Solemne Misa de Beatificación presidida por el Cardenal Fernando Vérjez de Alzaga, delegado papal, juntos a los Obispos argentinos, sacerdotes, consagradas, consagrados y todo el laicado que peregrina en el Pueblo de Dios en Argentina

Cuando el Santo Padre beatifica a un Siervo de Dios y le confiere el título de Beato, declara que el Siervo de Dios ha practicado las virtudes cristianas en grado heróico y propone el ejemplo de esa persona como modelo para la vida y las virtudes cristianas. Para la beatificación de un venerable, es necesario un milagro atribuido a su intercesión, verificado después de su muerte. El milagro requerido debe ser probado a través de la investigación canónica correspondiente, siguiendo un procedimiento análogo al de las virtudes heroicas. Esta investigación también concluye con el decreto correspondiente. Una vez que se promulga el decreto sobre el milagro, el papa concede la beatificación, que es la concesión de veneración pública limitada, normalmente sólo en la diócesis, eparquía, región o comunidad religiosa en que vivió el beato.

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